¿Sabías que el agua del grifo es buena para tu salud?

El agua es un elemento indispensable para la vida y un nutriente esencial en nuestra alimentación diaria. El organismo humano está constituido mayoritariamente por agua, que desempeña funciones vitales, por lo que es fundamental para una correcta hidratación mediante una ingesta adecuada.

Las necesidades de agua varían en función de la edad, el sexo, la condición fisiológica, la actividad física y la temperatura ambiental, de manera que las necesidades de agua de una persona adulta suponen un mínimo de 1,5 litros al día.

A continuación destacamos los minerales que puede contener el agua del grifo y que son indispensables para el organismo:

El calcio es necesario para la formación y el mantenimiento del tejido óseo. Es, por lo tanto, un elemento indispensable para el crecimiento y la mineralización correcta de huesos y dientes. El calcio que aporta el agua del grifo es muy importante para cubrir las necesidades diarias de los niños, los adultos, las personas que sufren osteoporosis y las personas con intolerancia a la lactosa, porque puede suponer una fuente de calcio que debe tenerse en cuenta.

Gracias al aporte en calcio que puede contener el agua del grifo, un consumo diario de 1,5 litros de agua favorece los siguientes aspectos:

La formación y el mantenimiento del tejido óseo. El crecimiento y la mineralización adecuados de huesos y dientes. La regulación de la presión arterial. La reducción de los cálculos renales. La reducción del peso corporal. La disminución del riesgo de sufrir cáncer colorrectal.

Las aguas ricas en calcio y magnesio tienen un gusto más fuerte, pero pueden tener un efecto positivo sobre la presión arterial y contribuir a la prevención de enfermedades cardiovasculares.

El magnesio es indispensable para la mineralización ósea y para numerosas funciones, como la transmisión de la actividad neuromuscular y del sistema nervioso central y la función cardiaca. La Organización Mundial de la Salud estima que un adulto necesita ingerir entre 220 y 260 mg de magnesio al día. El agua del grifo puede contribuir considerablemente a la cantidad diaria recomendada de magnesio.

El agua del grifo puede contener una cantidad importante de magnesio, de tal forma que un consumo diario de 1,5 litros de agua favorece los siguientes aspectos:

  • La mineralización ósea.
  • La transmisión de la actividad neuromuscular, del sistema nervioso central y la función cardiaca.

Las aguas ricas en calcio y magnesio tienen un gusto más fuerte, pero pueden tener un efecto positivo sobre la presión arterial y contribuir a la prevención de enfermedades cardiovasculares.

La presencia de bicarbonatos y sulfatos en el agua de consumo es potencialmente beneficiosa para la salud. Los bicarbonatos tienen propiedades digestivas y pueden contribuir a la prevención de los cálculos renales. Por su parte, un agua rica en sulfatos puede ejercer un ligero efecto laxante.

  • 1,5 litros de agua al día son suficientes?
    Es difícil establecer la cantidad exacta de agua que una persona debe beber diariamente, ya que las necesidades suelen variar en función de distintos factores, como la actividad física, el clima, la edad y el sexo, entre otros.

El consumo recomendado de agua para las personas adultas sanas es de 1 ml por cada kilocaloría que se ingiere al día, es decir, entre 2 y 3 litros de agua diariamente.

De esta cantidad, entre el 75 y el 80 % debe obtenerse de las bebidas (principalmente, agua, leche, zumos, infusiones, caldos, etc.), mientras que el 20 o 25 % restante debe proceder de alimentos sólidos, como la fruta y las verduras.

  • ¿Sabes cómo se recomienda empezar y acabar el día?
    Mientras dormimos, perdemos agua. Por lo tanto, es recomendable beber al menos un vaso de agua antes de irse a dormir y otro al levantarse.
  • ¿Por qué tenemos que estar bien hidratados?
    Al transpirar, nuestro cuerpo pierde agua y sales minerales. El 99 % de nuestro sudor es simplemente agua, pero también encontramos minerales, como el sodio, el potasio, el magnesio y el hierro.

 

Una buena hidratación permite recuperar los valores de agua que el organismo necesita y evita ciertos trastornos, como vómitos, dolores de cabeza, cansancio, piel seca, etc., síntomas propios de la deshidratación.

  • ¿Sabes por qué no tenemos que esperar a tener sed para beber agua?
    La pérdida de agua que sufre el cuerpo diariamente (más de 2 litros) debe ser reemplazada lo más rápido posible para evitar que empiece el proceso de deshidratación.

 

Por ello, es muy importante que no esperemos a tener la sensación de sed para beber agua, ya que este síntoma es una característica propia de la deshidratación.

  • ¿Hay que beber más agua al hacer ejercicio?
    Beber medio litro de agua dos horas antes de hacer ejercicio es fundamental para tener una hidratación adecuada y dar tiempo al cuerpo para eliminar el excedente de agua ingerida.

 

Durante el ejercicio, es recomendable hidratarse a intervalos regulares para reemplazar toda el agua que se pierde a través del sudor. Después del ejercicio, es de vital importancia beber agua para una recuperación adecuada.

  • ¿Los niños deben tomar más precauciones?
    En el caso de los niños, es importante realizar paradas obligatorias en los entrenamientos o juegos para beber la cantidad de agua suficiente e hidratarse.
  • ¿Las personas mayores tienen que hidratarse más?
    En el caso de las personas mayores, es fundamental controlar el consumo de agua, ya que con la edad se producen cambios en la función renal y una disminución importante de la sensación de sed.
  • ¿Sabías que se recomienda beber más agua si tenemos la gripe o diarrea?
    El resfriado común, la gripe y las diarreas llevan frecuentemente a la deshidratación, por lo que en estos estados es necesario beber agua regularmente.

 

El agua del grifo contiene sales minerales y otros nutrientes que le suelen proporcionar un sabor y un olor particular. Por este motivo, las aguas ricas en calcio, potasio y magnesio tienen un sabor más intenso.

Para mejorar el sabor y el olor del agua, es recomendable depositarla a la salida del grifo en una jarra de vidrio abierta, dejarla reposar durante media hora para que se evapore el cloro e introducirla posteriormente en la nevera. El hecho de enfriar el agua mitiga su gusto y olor a cloro.

Asimismo, si le añades una gota de limón mejora su sabor.